viernes, 23 de julio de 2010

El Pura Sangre Inglés

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Pura Sangre Inglés
Historia y Origen de la raza




El Pura Sangre Inglés proviene de tres sementales: Darley Arabian, Godolphin Arabian y Byerly Turk, los cuales fueron llevados a Inglaterra desde la Mitad Este del Mediterráneo en el siglo XVII.

Empezaron a cruzar estos tres ejemplares con los caballos nativos, que eran más fuertes pero menos precoces, consiguiendo caballos capaces de llevar cierto peso a gran velocidad sobre bastante distancia. Desde entonces se convirtió en el nuevo ejemplar de las carreras.

El primer Stud Book fue publicado en 1791, por James Weatherby, que tras una amplia investigación consiguió catalogar a 387 yeguas, que descendían de los tres principales sementales. Tuvo problemas al hacerlo, porque cuando el comercio empezó por primera vez, no nombraban a los caballos hasta que estos se clasificasen, dejando de esta manera muchas rutas incompletas.

El Stud Book se sigue publicando en Inglaterra por "Weatherby e hijos", secretarios del "English Jockey CLub" Cuando "The Jockey Club" publicó su primer volumen constaban 3000 potros; en 1986 el número había aumentado a 51000 cabezas. Para poder controlar todo, el Club de Jockey's tuvo que ayudarse de la tecnología informática, y ahora tienen uno de los sistemas más sofisticados del país, donde guardan más de 3.000.000 de fichas de caballos registrados, aparte de ofrecer los resultados diarios de todas las carreras que se celebran en el mundo.

Lo que empezó como un pasatiempo para los ricos se ha convertido en un negocio para todos. La industria de las carreras es muy amplia y por ella llegan a pasar más de 1,8 billones de dólares americanos al año, cifra que va aumentando anualmente.

Pero el PSI no solo es utilizado para las carreras, sino que muchos jinetes lo usan para el Concurso Completo, Salto, Cacería, y Polo. Aparte también se ha usado para crear nuevas razas y para cruzar con muchas otras.

Características de la raza Los PSI tienen un cuerpo adaptado para poder correr bastante distancia a gran velocidad. Normalmente tienen una alzada algo mayor de 1.63cm. Su cabeza es fina con ojos que demuestran su inteligencia, bien separados a ambos lados. El cuello es más largo y delgado que el de otras razas y suelen tener una cruz también más elevada.

Tienen espaldas profundas, muy bien musculadas y muy inclinadas. Sus largas y musculadas patas le permiten tener un amplio movimiento.

Las capas más comunes son el castaño claro y oscuro, el alazán, el negro y el tordo, normalmente rodado. Es muy común que tengan alguna marca blanca en la cara (estrella, cordón corrido...), aparte de que la mayoría también suelen ser calzados.

La estructura del PSI hace que sea un atleta ideal, capaz de recorrer 6 metros en un tranco, y alcanzando velocidades de hasta 60 km por hora. Sus patas posteriores actúan como muelles, lo cual les impulsa con gran fuerza hacia delante mientras que las patas delanteras "tiran" de ellas. La cabeza y el largo cuello del PSI ayudan a que su movimiento sea suave y rítmico. El cuello se mueve en sincronía con las patas delanteras, extendiendo el "arco de vuelo" (cuando el caballo no tiene ninguna pata en el suelo).


martes, 13 de julio de 2010

El Arribo del Caballo a América

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El Arribo del Caballo a América


Según las distintas crónicas la historia del caballo en América se iniciaría en el año 1493 en el segundo viaje de Cristóbal Colón, que desembarcó los primeros ejemplares el 8 de diciembre de 1493 en la Isla Española, hoy las Antillas, desde donde pasa al continente en 1509.

Lamentablemente los textos no dan cuenta detallada del número ni condición de los primeros equinos que pisaron nuestro continente, sin embargo, tras revisar los textos y antecedentes disponibles, es posible colegir el tipo de caballo introducido y a los usos que venía destinado.

Para el mejor entendimiento del tipo caballar traído por Colón, situémonos en el Siglo XV.

Por aquel tiempo terminaba la dominación de los moros en la península ibérica. Esta se había iniciado el 711 cuando un pueblo de origen camita, perteneciente a la etnia beréber o berebere, por la denominación de “barbar”, “bárbaros”, dada por los árabes, conocidos por el nombre genérico de “moros”, bajo la órdenes de Tariq ibn-Ziyad, desembarcó en el extremo sur español, en el lugar llamado Jabal Tariq, o Gibraltar, y derrotó en Guadalete al rey visigodo don Rodrigo.

Los bereberes que habitaban la Costa Sur del Mediterráneo conocida como la Berbería, en donde hoy se ubican Marruecos, Argelia, Túnez y parte de Libia, estaban bajo el dominio del imperio árabe. Muza ibn-Nusayr, gobernador del Norte de África en el califato Omeya, luego que su liberto Tariq hubiera penetrado en la península, avanzó hacia el interior comenzando la presencia árabe en España la que duró ocho siglos, tiempo en el cual aportaron una parte muy considerable de su cultura, como términos de su vocabulario, arquitectura, música y variadas costumbres que continúan vigentes hasta nuestros días; adoptadas por los españoles, fueron traspasadas a la cultura americana.

Dentro de este aporte encontramos al Caballo Berberisco, propio de la zona norte del África, ejemplar que contribuyó en mayor grado al éxito del descubrimiento y la conquista del nuevo continente.

Los primeros caballos que llegaron a América fueron trasbordados por el Almirante Cristóbal Colón en su segundo viaje. Antes de partir el 25 de Septiembre de 1493, los Reyes Católicos ordenaron a su secretario Fernando de Zafra que escogiese veinte lanzas jinetas (potros de primera línea) junto a cinco "dobladuras" hembras. Era costumbre entre los hombres de armas cabalgar en caballos enteros, mientras que por "dobladura" se entendía una montura de repuesto para el caso de que cediese la primera.

Ahora bien, no fueron estos los únicos equinos que salieron de Andalucía en 1493; entre las 1.500 personas embarcadas, algunos llevaron sus propios animales. Andrés Bernáldez, cuya relación con el Almirante fue muy directa, cita un total de veinticuatro caballos y diez yeguas. Es decir, nueve ejemplares habrían sido aportados por algunos de los personajes más importantes que acompañaron al Descubridor.

Con todo, los briosos corceles exhibidos en el alarde de Sevilla, fueron cambiados por unos "pencos matalones". Así, Colón debió embarcar caballos diferentes a los inicialmente adquiridos, caballos que llegaron muy flacos y maltratados por el viaje. Colón no tuvo más remedio que quejarse a los monarcas del cambio que hicieron los escuderos. El engaño sufrido por el Almirante por parte de los escuderos, que cambiaron los finos caballos comprados por Colón con el dineros de los reyes, le favoreció históricamente, pues hoy podemos comprobar que el sentido de rusticidad de estos berberiscos, llamados despectivamente como “pencos matalones”, permitió su incursión, pues de haber traído los finos caballos, inicialmente comprados, la historia pudo haber sido otra debido a lo delicado de este tipo y su adaptación al clima y ruda faena que debieron enfrentar.

Los informes enviados a la Corte hacia 1496-1497 demostraban que la finalidad esencial del mantenimiento de caballos estaba cumplida, pues con los veinte ejemplares que había en la isla se podía defender la colonia española de cualquier atacante. Con todo, eran necesarios más animales para labrar la tierra, transporte y demás menesteres. El mismo Almirante tuvo que fletar catorce yeguas en su tercer viaje.

Con el paso del tiempo comenzó a demostrarse que la caballada no podía progresar con el monopolio real. Como el sistema de factoría demandaba elevados costos, la Corona no tardó en dar entrada a la iniciativa privada.

En la flota que mandaba Ovando en 1501 se fletaron cincuenta y nueve équidos, de los que por lo menos cuarenta y nueve fueron transportados por particulares. Los reyes sólo enviaron diez padrillos para la mejora de la yeguada real. Sin embargo, el monopolio comercial continuaba aún. En 1503 se dio licencia a los vecinos de la Española que quisiesen llevar yeguas para su uso personal. Por primera vez, los pobladores que lo deseasen tendrían la posibilidad de disponer de caballos para sus desplazamientos por la geografía isleña, realización de distintos trabajos, paseos y necesidades sociales de lujo. La demanda creció tanto que en 1504 se permitió el libre comercio con posibilidades lucrativas.

Como consecuencia de esta medida y del descubrimiento de minas de oro, entre esta fecha y 1507 se produjo un verdadero aluvión de caballos hacia Santo Domingo. Hidalgos como Rodrigo de Bastidas, Miguel Díaz de Aux, Martín de Gamboa y otros, comenzaron a invertir los capitales que obtenían en la minería en comprar caballares, inversiones que permitían ganancias de un doscientos por ciento. Así en pocos años estas manadas, o tenencias, se multiplicaron de manera extraordinaria para, posteriormente, reunirse en gran número en Jamaica y México, lugares desde donde la corona concedió los caballos suficientes a los conquistadores para llevar a cabo sus arriesgadas expediciones al interior del continente americano.

Por ello para entender los orígenes de las distintas razas que hoy se crían en América, tenemos que remontarnos a los años anteriores a 1492 para tener una clara idea de los distinto tipos de caballo que existían en aquel entonces y en la península ibérica en particular.

El ingeniero agrónomo y zootécnico de la Universidad Católica de Chile don Uldaricio Prado, en su libro de 844 páginas, “El Caballo Chileno 1541 a 1914, Estudio Zootécnico e Histórico Hípico ”, agrupa esta diversidad en tres tipos bien definidos, formando cada uno de ellos una raza o tipo, con características distintas y muy nítidas.

El señor Prado las distingue así:

1.- Tipo Español Castellano formado por:

1.1- Tipo Aborigen de las regiones de Galicia, Navarra, Castilla y Aragón, ejemplar proveniente de mezclas entre caballada autóctona europea, céltica y africana.

1.2- Tipo germánico introducido por Godos, Suevos y Eslavos, caballada nativa de Noruega, Rusia, Austria y Hungría.

2.- Tipo Español formado por:

2.1- Caballo aborigen (Ronda, Córdoba, Sevilla; producto mezclado de los caballos autóctonos: europeo, céltico y africano).

2.2- Tipo morisco (traído por Númidas y Beréberes, que corresponden al tipo autóctono del caballo africano, introducido por árabes que corresponde al tipo del caballo asiático, conocido genéricamente como caballo árabe . Cabe destacar que aquí se incluye al caballo Sirio, Persa y el árabe propiamente tal.

3.- Tipo Jaca y Rocín formado por: El tipo aborigen de Galicia, del país Vasco, Navarra y Andalucía; productos mezclados en los caballos autóctonos céltico, africano y europeo.

Queda claro en el estudio de don Uldaricio Prado (1914), que el punto de partida de cada uno de estos tipos provienen de aquellos que poseían los pueblos más antiguos de la tierra, los que se derivan del caballo autóctono, de tal manera que sus restos o fósiles los denotan como indígena o aborigen del país en que estos se han encontrado y clasificado como tales.

Estos caballos o razas fueron llegando a la península ibérica conforme los diferentes pueblos o naciones que la dominaron desde los tiempos prehistóricos hasta fines del siglo XV de nuestra era.

Publicado por: Federación Chilena de Rodeo y Deporte Ecuestre (FECHIR)

domingo, 11 de julio de 2010

El Caballo Colombiano

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El Caballo Colombiano
Paso Fino Colombiano




Si realizamos una investigación en los países americanos respecto de la abundancia y calidad de sus caballos, nos encontraremos de manera sorprendente, con el grado de superación que en el nuestro han alcanzado la cría y el manejo del noble bruto.

El paso fino, la trocha, el trote y el galope suave, son aires que ejecutan nuestros caballos en forma muy superior a como podríamos verlo en otras naciones.

Este fenómeno está ligado en forma inevitable al origen de las dos razas que ejecutan aquellos movimientos, y a la calidad y perfeccionamiento que el hombre colombiano le ha imprimido a sus ritmos. Separar estas dos razones no hubiera permitido alcanzar los resultados ya anotados.

Referencia histórica

Por lo anterior es de gran importancia hacer un recuento histórico de la evolución de nuestro caballo, desde su llegada a América con el segundo viaje de Colón, hasta el momento actual, cuando la irrupción de sementales españoles traídos por rejoneadores y hacendados, ha modificado algunas características fundamentales de los andares originales.

Situémonos en el Siglo XV. En la Península Española terminaba la dominación de los moros, denominados genéricamente árabes por su idioma, pero representados por grupos de mahometanos que habitaban la Berbería o Costa Sur del Mediterráneo, formada por Marruecos, Argelia, Túnez y parte de Libia. Ellos, a partir del Siglo VII, trasladaron a la península una parte muy considerable de su cultura, que se manifestó claramente en el idioma, la arquitectura y en muchas de las costumbres que aún continúan vigentes, no sólo en España sino en América.

Dentro de este aporte, el caballo berberisco propio de la zona norte del África, que según escritores muy calificados llevaron en número superior a 300 mil ejemplares, formó parte de tan valiosa cuota y contribuyó en mayor grado al éxito del descubrimiento y la conquista del nuevo continente.

Características generales

Como dice el hipólogo argentino Ángel Cabrera, fue éste "... un caballo jinete, o zenete, cuyo principal centro de producción fue lógicamente Andalucía, por haber sido allí más duradera la dominación musulmana. Caballo que tanta fama alcanzó en el mundo entero por sus excepcionales condiciones, y en opinión de Houel, jamás superadas por ninguna otra raza; era el que predominaba en España en la época de los descubrimientos y la conquista de América.

Debemos suponer que éste fue también el tipo de equino que los españoles trajeron al Nuevo Mundo, entre otras razones porque era el que se usaba para cabalgar "a la jineta"; y todos los historiadores, cuando hablaban de las fuerzas montadas que tomaban parte en aquellas empresas, hacen constar que se componían, como las que trajo Colón, de lanzas jinetas ..."Y continúa diciendo el investigador:..." en cuanto a la conformación del caballo español de aquellos siglos, a juzgar por los testimonios y escritos de la época, era un animal más bien chico que grande, de tipo perfectamente mesomorfo, generalmente un poco cerca de la tierra, con caja amplia, pecho ancho, musculoso y algo corto, grupa redonda y en declive y cola inserta bastante baja, rasgos estos dos últimos característicos de la raza berberisca. La cabeza, corta, era de perfil tan pronto recto como algo convexo en la frente y hundido en la base de los nasales pero nunca acarnerado...".

A lo anterior agregamos, por las afirmaciones del hipólogo Luis Ascasubi y del mismo Cabrera, que era un caballo que se caracterizaba por su magnífico brío, docilidad de temperamento, y resistencia inigualable para enfrentar las inclemencias del trópico y soportar toda clase de sufrimientos y deficiencias en el régimen alimenticio. Y para completar la identificación de aquellos primeros equinos en América, los tratadistas puntualizan: "sus movimientos se hacían ceñidos dos a la ambladura andadura, que se caracteriza por el desplazamiento sucesivo y alternado de dos miembros laterales en cada batida y que producen un sonido de un solo golpe al asentar el bípedo lateral, para completar el paso en dos golpes".

Como puede observarse, estos rasgos fenotípicos coinciden notoriamente con los del caballo colombiano anterior al año 1950 en todas sus manifestaciones. A través de los posteriores análisis veremos como la calidad de los movimientos de este equino, modificada por la educación y el manejo de nuestros jinetes, tienen relación muy íntima con la ambladura, el brío y su agilidad. Si los Españoles en lugar del caballo berberisco, hubieran traído otra raza de mayor tamaño y menor valentía, quizás otra hubiera sido la suerte de la conquista del continente, o mayor el retraso en la evolución y progreso que siguieron a la venida de Colón.

EN COLOMBIA

Después del arribo de Colón a la isla La Española en su segundo viaje, llegaron a COLOMBIA con Rodrigo de Bastidas, Gonzalo Jiménez de Quesada, Pedro de Heredia y el oidor Juan de Badillo, contingentes de caballos y yeguas que más tarde formaron pequeños grupos diseminados en la Costa Atlántica, y colonias importantes en la Sabana de Bogotá y el Occidente Antioqueño, después de penosas travesías por el río Magdalena y la zona de Urabá, respectivamente; su evolución a través de los 460 años que separan nuestro tiempo de aquellas famosas hazañas, los llevó a perfeccionar sus movimientos pero conservando las características fenotípicas y temperamentales.

El manejo y la alimentación esmerada permitieron descubrir que numerosos ejemplares inmigrantes rompían la ambladura de dos tiempos, cambiándola por un paso de cuatro tiempos. Este fenómeno, que ocurrió en gran porcentaje en los caballos traídos por los conquistadores se extendió y propagó por selección genética. Aquel andar, con el correr del tiempo, se distinguió en la Costa Atlántica con el nombre de "dos y dos", en la Sabana de Bogotá y valles complementarios con el nombre de paso fino, y en la región Andina, principalmente en Antioquia, Caldas, Tolima y Huila, con la denominación de paso castellano por presentar adicionalmente en aquellas regiones un aire secundario denominado "troche", que el caballo ejecutó para descansar en los terrenos ondulados, explicable esto por cierta "volatería" en sus brazos, de origen fenotípico o por cruce con la raza de trote y galope.

Mientras esto ocurría en América en España, según nos sigue narrando Cabrera, no volvieron a exportarse caballos a las Indias, porque aquí especialmente en Centroamérica, por los lados de Santo Domingo y Cuba, se formó una inmensa colonia desde donde se despachaban los mejores ejemplares para la península y de donde salieron los caballos para las conquistas de Méjico, el Perú y el sur de la Florida.

Nos refiere que en la península las cortes se preocuparon por producir un caballo "carrocero" que tuviera mucha belleza fenotípica y buena elegancia en sus andares, para lucir mejor el tiro de sus coches. Para ello se recurrió a equinos del norte de Europa como fueron los Frisones, Daneses e Ingleses, todos de gran tamaño y con alzada superior a 160 centímetros y a la sangre árabe representada por padrillos traídos a los criaderos de Andalucía desde el Yemen del Sur. Así nos refiere el historiador que "... al antiguo caballo español de tipo berberisco sucedió pronto el andaluz moderno, de cabeza pesada y perfil convexo, muy vistoso, pero de escaso fondo, y si algo bueno quedaba en algún rincón del país, la invasión francesa de 1808 acabó con ellos..."

Se inició entonces con estos cruces la era del español moderno, representado en el mundo actual por un buen número de razas, seleccionadas por colores y comportamientos similares, pero genéticamente descendientes de aquel proceso. Entre éstas, además del español actual, representado por Andaluces y Cartujanos, podemos enumerar en Portugal a los Lusitanos y al Alter Real, en Austria a los famosos Lipizzanos de la reputada Escuela Española de Equitación de Viena y en Checoeslovakia al Kladruber, todas de características fenotípicas sobresalientes, pero nunca comparables en temperamento y valentía al caballo berberisco.

Quienes estudien con detenimiento los factores que inciden en la formación de los buenos aires o andares, podrán comprobar que ni la mayor alzada, ni el mayor peso, contribuyen a la agilidad del animal, y además es muy notorio en este caballo español moderno, un menor brío y una menor fogosidad que la del caballo de origen berberisco.

Hay que anotar, de otra parte, que la influencia de estas líneas de razas caracterizadas por sus movimientos diagonales, modificó totalmente en la península hasta su desaparición, el movimiento de ambladura, ya que todas ellas se desplazan en el trote.




El Caballo Cuarto de Milla

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El caballo Cuarto de Milla
Quarter Horse




Calificados médicos veterinarios y conocidos criadores a nivel mundial no han dudado en asegurar que el caballo de raza "Cuarto de Milla" o “Quarter Horse”, es actualmente el mejor atleta ecuestre.

Combina las sangres del Pura Sangre inglés y del Mustang salvaje. Criado por los "cowboys" estadounidenses desde el siglo XVIII, está considerado como el caballo más versátil del Mundo.

Procedencia.- El Cuarto de Milla trae la carga genética propia de un caballo atlético, muy bien balanceado en sus características de altura, longitud y profundidad. Es una raza conformada por los Pura Sangre ingleses, caballos traídos a Estados Unidos durante la colonia inglesa en América durante el siglo XVII, y el Mustang americano, caballo salvaje descendiente de los caballos traídos por los españoles en la conquista americana un siglo anterior.

Características.- Esta raza se caracteriza por tener una cabeza bien proporcionada, una buena inserción de esta en el cuello, ni demasiado fino ni demasiado grueso. Amplitud de pecho y un buen tórax. Mirándolo en conjunto es armonioso y atractivo.

El Cuarto de Milla por su sorprendente masa muscular es un caballo relativamente bajo para lo que pesa. Su Velocidad y Ductilidad se basan en su poderosa musculatura y la ubicación de su centro de gravedad mucho más adelante que cualquier otro caballo. Desde la cabeza a las patas; y su constitución muscular, y tendones revelan un animal hecho por la naturaleza para exigencias atléticas de velocidad, resistencia, fuerza y flexibilidad.

De hocico fino; ubicación de los ojos; amplitud de los ollares; la longitud y musculación de su cuello; su proporción corporal exacta, calidad de sus cascos,100 % funcionales y motivo por el cual presentan los más altos rendimientos.

Condición sicológica de muy buen genio, rápido aprendizaje y alto sentido vaquero. Para este tipo de caballo los vacunos no constituyen un enemigo natural ni un animal extraño y por lo cual son capaces de entablar una buena relación de especies.

Son los caballos atletas más mansos que se conocen. Podrá haber otros ejemplares más mansos aún, pero que no sirven para trabajos deportivos o recreativos, que es lo que el hombre busca en su asociación con estos animales.

Capa Se admiten todas las capas. Alzada Oscila entre 145 y 163 cm. y pesan de 431 a 544 kg.


El Caballo Frison

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El Caballo Frisón

El frisón es una raza de caballo procedente de los Países Bajos.




Historia

En el norte de los Países Bajos se encuentra "Friesland", una de las provincias con una gran superficie de agua debido a sus múltiples lagos. Posiblemente es una de las regiones más bonitas de este país y seguramente en donde el carácter más aflora.

Las gentes de esta provincia son orgullosas, y tienen amor propio. Un hombre Frisón se caracteriza por la sobriedad y por estar acostumbrado a sobrevivir bajo circunstancias difíciles.

La historia de Friesland quedó marcada por do situaciones adversas: el agua del mar y los Condes de Holanda, que quisieron en repetidas ocasiones, cobrar las tierras Frisonas a sus posesiones sin éxito alguno, ya que sus habitantes jamás han estado dispuestos a doblegarse y rendirse.

Los habitantes de Friesland eran hombres fuertes, rubios, de ojos azules, pueblo de navegantes, comerciantes, granjeros y ganaderos dedicados a la crianza de razas autóctonas de perros (El Stabij y el Wetterhoun), de ovejas, del famoso ganado vacuno de capa blanca y negra, y de sus caballos.

La historia de la ganadería del caballo Frisón es apasionante y únicamente se entiende conociendo el fuerte carácter propio de los habitantes de Friesland, que permanecieron fieles a su raza de caballos durante los tiempos muy difíciles, mientras que otras razas autóctonas, en varias de las demás provincias, se perdieron a causa de la cruza impulsiva y desordenada, incluso con ejemplares ajenos a su sangres. Es así como, esta antigua raza caballar Frisona, es la única de origen Neerlandés, autóctona y que aun sobrevive.

Hacia el año 150 después de Cristo, ya se conocía al caballo Frisón, siendo muy codiciado para la guerras. Los historiadores Romanos mencionan la aparición de tropas Frisonas. Así mismo, en el Siglo IV después de Cristo, se citan las apariciones de legiones hombres y caballos Frisones.

Guillermo “El Conquistador”, utilizó en la batalla de Hastings en 1066 caballos que se parecían enormemente a los sementales Frisones. Probablemente, estos ejemplares y otras razas existentes en Europa, fueron cruzados con caballos Árabes y Españoles durante las Cruzadas, y posteriormente durante la guerra de los 80 años.

La morfología actual de la raza que cuenta con una cabeza de cara convexa, un cuello erguido y una elevación distintiva en el trote, comprueban tal suposición. La primera prueba escrita del nombre actual de esta raza data del Siglo XVI y se trata del tan conocido retrato de Don Juan de Austria, montado sobre su caballo Phryso en Nápoles (1568).

En el Siglo XVII, los caballos Frisones se utilizaron en las Escuelas de Equitación, conjuntamente con los ejemplares de Pura Raza Española. Fue desde entonces que el caballo Frisón ya era apreciado para la Alta Escuela o Dressage, así como, “Caballo de Enganche”.

Durante los Siglos XVIII y XIX, seguramente tras la desaparición de la nobleza a causa de la Revolución Francesa, el uso de esta raza de caballos se limitó progresivamente a la región de los Países Bajos, conocida hoy en día como la provincia de Friesland. Al final del Siglo XIX, en la provincia de Friesland, este caballo fue símbolo de riqueza e importancia entre los granjeros, quienes lo utilizaban los domingos para ir a la iglesia en su "Sjees", un enganche típico de la región y que es tirado por dos caballos Frisones.

Se disfrutaba también del montar a estos caballos a pelo, únicamente cubiertos con una pequeña manta de color naranja, en carreras de corta distancia para trotones. En esa época la Raza Frisona produjo algunos trotones famosos. Seguramente, fue en ese tiempo que se llegó a utilizar al caballo Frisón en las ganaderías Rusas de caballos trotones "Orlov"" y en las ganaderías de trotones Americanos que se encontraban en auge.

Al final del siglo anterior y al principio del presente Siglo, da inicio una etapa muy difícil para el caballo Frisón. En este tiempo, los Frisones tuvieron que competir con las razas pesadas del tipo del caballo autóctono de la Provincia de Groningen (Países Bajos) o de Oldenburg (Alemania). Esta competencia tuvo resultados casi fatales para la raza Frisona. Además del paseo hacia la iglesia los domingos y de alguna diversión ocasional, estaba también el trabajo arduo que se realizaba en las granjas, donde este caballo con sangre noble, al que irónicamente se le llamaba “El señorito con talento para bailar", quedaba en desventaja, pues carecía de aptitudes para realizar tan difíciles tareas. Muchos de los granjeros optaron por los caballos de sangre fría de la llamada "Bovenlander", y que específicamente eran criados para este tipo de trabajo tan duro, o cruzaban sus caballos Frisones con razas más pesadas. Esta evolución casi causó la desaparición del la raza Frisona.

El día l de mayo de l879, personas preocupadas en el futuro de esta raza, fundaron el "Libro-Matrícula de la Raza Caballar Frisona"; dando origen al primer “Stamboek” (Libro de Ejemplares) que existe en los Países Bajos. A pesar de la influencia positiva de aquel Libro-Matrícula, la popularidad del caballo pesado de sangre fría continuaba siendo una amenaza para la raza Frisona, que siguió descendiendo en número, en los principios del Siglo XX. En 1919, no existían más de 3 sementales inscritos para su uso en la ganadería, ni se contaba con sementales jóvenes para poder reemplazarlos. Parecía que se acercaba la extinción definitiva de la raza. Sin embargo, un centenar de ciudadanos de Frieslandia se reunieron fundando a la par que el Libro-Matrícula, una Asociación con el fin de proteger al caballo Frisón de su desaparición eminente.

Después de la situación crítica del año 1913, no quedaba otra opción: el caballo Frisón debía contar con las aptitudes necesarias para competir con el popular caballo de tiro de la raza "Bovenlander". Habría de hacer una concesión al lujo y producir un animal con más fuerza, llegando a la creación de un tipo de caballo Frisón con menor alzada y más masa corpulenta. Hoy día ya no se buscan estas características, sino un animal más fino, largo y lujoso.

En los años sesenta, siguió otra crisis para esta ganadería, la desaparición del caballo como fuente de fuerza en las empresas agrícolas. A la mayoría de los granjeros les faltaba tiempo y dinero, como para mantener caballos exclusivamente para placer. No hace mucho, en 1965, las yeguas registradas en el Libro-Matrícula no pasaban de 500 ejemplares. Por fortuna, se presentó un factor nuevo para salvar al caballo Frisón y que fue la influencia de una economía próspera. Con esto, se aumentaron las posibilidades de dedicar tiempo y dinero al ocio, y así se presentaban nuevas oportunidades para el caballo Frisón, ser utilizado para fines recreativos.

Esta raza mostró ser idónea en todo tipo de enganches, y además comprobó su disposición favorable en la Doma Clásica. Especialmente, sobresalieron las aptitudes del caballo Frisón como caballo de espectáculo. Sin embargo, la demanda repentina presentaba un peligro. ¿Cómo se podía mantener y proteger o incluso mejorar la calidad del caballo Frisón al aumentarse la producción tan drásticamente? El problema de consanguinidad por existir tan pocos ejemplares, se tenía que vencer. No fue un trabajo sencillo producir desde una reserva genética de 500 yeguas y 10 sementales una población mundial, conservando la fertilidad y las características de la raza.

Gracias a la política rigurosa del Libro-Matrícula y la colaboración de los ganaderos en cuanto a la elección de los sementales, se ha conseguido salvaguardar la calidad. Jamás se consideró utilizar sangre extraña para poder solucionar los problemas con rapidez. Se trabajaba incansablemente para mejorar la raza, seleccionando los ejemplares destinados a la reproducción, con el fin de criar un caballo polifacético.

A pesar de que las exigencias con los años variaban, el caballo Frisón ha guardado la misma morfología. Existen ciertos aspectos que son difíciles de describir pero tienen que ver con la nobleza, el orgullo y la vitola o apariencia. Sus rasgos más importantes son los ojos obscuros de mirada entrañable, el cuello erguido, las crines negras espesas y largas, así como la cola ondulada y el abundante pelo en las cuartillas de sus patas. El color negro representa la característica más preponderante de la raza. El único detalle blanco que se admite es en la frente y preferiblemente de un tamaño muy reducido. La cabeza no debe ser ni larga ni grande, sino denotar nobleza y expresión; las orejas, de tamaño mediano con sus puntas dirigiéndose levemente hacia el interior. El cuello erguido, deberá ser lo suficiente largo, sin mostrar una sobre masa o ser excesivo. La alzada a la cruz habrá de ser entre l.58 y l.65 m para considerarse apropiada. La grupa se prefiere algo alta y suficientemente larga. Las extremidades tienen gran importancia, debiendo estar correctamente balanceadas y conformadas, ser resistentes y sin fallas.

En los últimos años la ganadería del caballo Frisón ha enfocado gran atención en la calidad del movimiento o los aires. Es importante que el caballo Frisón disponga de un buen paso, amplio y elástico, así como, de un trote elevado que además cubra suficiente terreno. La etapa más reciente en la historia del Frisón muestra lo que el hombre puede hacer, cuando se decide a actuar en beneficio de sí mismo. En la mayoría de los países del Oeste de Europa, como Alemania, Bélgica, España, Francia, Gran Bretaña e Irlanda, Dinamarca, Suecia, Suiza y Austria, y también en los Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica, Australia y Japón, se crían hoy día caballos Frisones.

La selección en los Países Bajos se realiza mediante un proceso muy estricto de valoración. Se eligen los mejores sementales que se someten a pruebas intensivas durante cincuenta días, en el Centro del Caballo Frisón en Drachten. Los pocos que entonces quedan, cumplen con las mayores exigencias y se inscriben como sementales aptos para la reproducción. Sin embargo, la inscripción definitiva no se hace antes de que pasen tres años, durante los cuales se comprueba que el semental pueda transmitir sus excelentes características a sus descendientes. Por eso, los ejemplares más buscados, son aquellos que cuenten con su Certificado de Registro del Stud-Book o Asociación KFPS, en Drachten. (documento de rayas transversales verde y amarillas, con sello de la KFPS y firma autorizada.

En el mundo existen Asociaciones ligadas al KFPS, dichas Asscociaciones juegan un papel fundamental a la hora acercar esta raza a la gente que la desconoce, son los encargados de velar por la aromia de la raza además de hacer concursos como mínimo cada dos años, en España existe la Asociación Nacional del Caballo Frison (ANPRF).

Disciplinas.- El caballo frisón se puede ver con frecuencia en exhibiciones ecuestres, entre los carales de una calesa frisona tradicional, de ruedas altas. En Holanda, los ocupantes irán seguramente vestidos con un traje tradicional.

El frisón también constituye un caballo de equitación de primera clase, con una clara aptitud para la doma y una magnífica reputación como caballo de aprendizaje en las escuelas superiores de equitación. El caballo frisón cautiva nuestra mirada durante el trote a causa de su alto juego de rodilla.

Características.- Las crines de la cola y del cuello son muy espesas y abundantes, a veces pueden o no estar ambas trenzadas o algo onduladas. De la cabeza podemos decir que es bastante larga y está provista de orejas pequeñas, que siempre están erguidas y elegantes, características de su gran docilidad y excelente temperamento. En cuanto al caracter, son muy tranquilos y tienen mucha presencia, por lo que lo convierten en un animal perfecto para el tiro. También ha sido empleado en el circo a consecuencia de su pelaje negro, su majestuosidad y su talla impresionante.

Antiguamente fue el caballo de guerra de los alemanes, el cual ha ido mejorando mediante diversos cruces, en especial con los caballos andaluces.

Los lugares en que es más apreciado es en Holanda y Bélgica. Los caballos frisones son siempre negros como el azabache o en algunos casos, castaño oscuro. No se permite ningún tipo de manchas, sólo se escapan algunos de la regla. Miden de 1'65 m a 1'75 m a la cruz.


Publicado por: Guillermo E. Pinillos Ll.